Nivel Nueve
Prólogo
Las voces de este libro
La voz de los gamers ha recorrido un camino largo y empedrado, por si fuera poco, cuesta arriba. Siempre al margen, encuadrado por un silencio atroz. Tetos, ñoños, frikis, raritos; los gamers fueron señalados y acorralados desde sus inicios en las infantilizadas salas de arcade. Y es que, siendo los videojuegos “cosas de niños”, era una sentencia contra la vida social de un adulto el saberse, más allá de los turbios límites de la adolescencia, un gamer.
Las cosas cambiaron, por supuesto, cuando el Mercado comenzó a tomarse en serio los videojuegos. Todos esos niños ensimismados estaban creciendo: ya no pedían a sus padres un cartucho para navidad, ahora pagaban ellos mismos y compraban a sus hijos los juegos de última generación pregrabados en discos compactos.
Los videojuegos y, por lo tanto, quienes dedicamos parte de nuestro tiempo —de nuestra vida— en desentrañarlos, vimos nuestro interés secuestrado por la industria cultural, especialmente durante los meses de pandemia por el virus del COVID-19. Si bien, para el año 2020 el consumo de videojuegos ya tenía bastantes años de haberse vuelto mainstream, fue hasta que alguien se hiciese de un bicho con un rico caldo en China que la industria de los videojuegos tuvo un crecimiento desmesurado que, quizás, ni los mismos magnates pudieron prever,
Ahora los gamers tienen voz, mas no es propia. A raíz del fenómeno de la pandemia el crecimiento exponencial que tuvo la incipiente industria del streaming de videojuegos, surgieron adalides que lideraron los mercados del entretenimiento durante los tiempos de pandemia. Paladines del deseo de todos los que disfrutamos jugar videojuegos: ¡ya era posible ganarse la vida jugando!
Streamers y youtubers surgieron y crecieron en los últimos años. Portadores de la voz de los gamers; emisarios de los deseos de todos los jugadores; intermediarios y lobistas con las compañías productoras de videojuegos y las plataformas de streaming. Si el streamer favorito en determinado momento criticaba algún videojuego, los devs escuchaban. Sin embargo, la voz de estos adalides, heraldos del sueño guajiro de todos los que tragamos fantasmas de colores con Pac-Man, estaba más influenciada por el propio interés que por el interés del público.
Después de todo, streamers y youtubers forman parte de una industria cultural que prioriza los ingresos a la satisfacción de inmergirse en el lore de un videojuego —¿por qué, si no, son ahora mismo los videojuegos que carecen de “Modo historia” los más vistos en Twitch?—. Sin duda, la industria de los videojuegos es suficientemente amplia como para abarcar los gustos más peculiares e inusitados y, sin embargo, existimos quienes no hemos logrado entender algunas de las tendencias más actuales de esta industria.
Los millenials de mayor edad, que ahora mismo nos preocupamos más por una declaración de impuestos ante Hacienda que por la última colaboración de Fortnite, seguimos al margen. Somos, camaradas, lo suficientemente mayores como para ser decisivamente ignorados por la industria de los videojuegos. Tal vez por eso tienen tanto éxito juegos como Elden Ring o Baldur’s Gate 3, que carecen de microtransacciones o numerosos DLC. De hecho, otra entrega del género, Dragon’s Dogma 2, fue duramente criticado por la presencia de los mismos. Me gusta pensar que quienes disfrutamos de patear gallinas en Oakvale o buscar cofres del tesoro detrás de cualquier cascada conformamos el último bastión que hace frente a la vanguardia de los FPS (First Person Shooter) sinsentido y los battle royale.
Para ustedes es este libro. En estas páginas leerás la voz de esos gamers que no solamente disfrutamos de machacar los botones de un mando o hundir las teclas en el escritorio, sino que también disfrutamos de las poderosas historias que los verdaderos artistas (sin demeritar a los desarrolladores) quisieron imprimir en sus obras. Somos el Metzen de nuestro Warcraft, el Sakaguchi de nuestro Final Fantasy, el Kojima de nuestro Metal Gear, el Miyamoto de nuestro Legend of Zelda.
Tienes en tus manos no sólo las palabras de unos tetos, ñoños, frikis y raritos; tienes también un hilo de sueño, un suspiro de deseo, una moneda echada al aire esperando caer en cara y no en cruz: tienes la voz de los gamers. Así que, presiona start y prepárate para alcanzar el Nivel Nueve.
Elí A. López
Mazatlán, Sinaloa, Abril de 2024
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