Guion en corto, prólogo.
“Guion es una palabra peyorativa, yo no le digo así porque es simplemente hacer una guía para que alguien haga la verdadera obra. Yo hago obras, no guiones… Estoy haciendo mi propia historia y si al director le gusta, pues bien, la compartimos. Es tan literatura como lo es el teatro, como la dramaturgia”.
Guillermo Arriaga,
escritor, guionista y director, para la revista La Razón,
La Paz, agosto de 2019.
El guion cinematográfico es un ejercicio teórico/práctico que en los últimos años se ha pugnado porque se le considere a la par de cualquier género literario, dada su ración de creatividad (cuando no es basado en una obra literaria previa) y se le dé la importancia que el guionista requiere, o al menos así lo pregona, por mencionar uno, el guionista, escritor y director mexicano Guillermo Arriaga, creador de historias (guiones) como “Amores Perros”, “Babel”, “Los tres entierros de Melquiades Estrada” o “The burning plain”.
Sin embargo, esta concepción de “género literario” a un escrito meramente técnico se ha ido postergando desde que la teoría del montaje y los teóricos de cine han concebido dicha tarea como algo rudimentario y, lejos de otorgarle al guionista esa libertad de la cual goza un escritor literario, se le ha enmarcado en una serie de fórmulas establecidas, sencillas y fáciles de realizar, pues se parte de la premisa de que los públicos no buscan cosas novedosas ni atractivas, sino aquella conformidad de saber lo que pasará en la pantalla. El hecho de que un espectador promedio logre adivinar con cierto lujo de certeza el hilo conductor de la historia no responde al intelecto ni a las habilidades lectoras del individuo, sino a las fórmulas instituidas.
El teórico y guionista estadounidense Syd Field, en sus libros “Screenplay”, “The writters workbook” y “Selling a screenplay: the screenwriter’s guide to Hollywood”, ha estipulado una única regla a la cual asirse; un paradigma en la estructura narrativa en pantalla en la que encajaría cualquier género fílmico y cualquier historia. Field lo resume de la siguiente manera:
“Un arreglo lineal de incidentes, episodios y acontecimientos relacionados entre sí, que desemboca en una resolución dramática”.
Con esta línea el teórico te embarca en tres paradigmas básicos de la estructura narrativa del guion: el paradigma de personaje, el del asunto y la estructura dramática, cada uno con elementos particulares en una suerte de “libro de cocina fácil” donde cualquier aspirante puede acceder a los secretos de las historias detrás de pantalla.
Son muchos los teóricos del área que han estipulado ideas similares y formulas básicas para la escritura, como el español Gutiérrez Espada, Dwight Swain, Antoine Cucca o Lajos Egri, pero es Field, considerado por los profesores de la materia, como el más práctico de todos pues, además, el lenguaje sencillo con el que se implica deben de redactarse los guiones no requiere la preparación literaria que exigiría una novela, ensayo o un cuento. Y es tal vez este punto donde Arriaga encuentra su oposición: en el uso rudimentario del lenguaje para describir las acciones básicas que el guion pide. Si se lee el guion de “Terminator 2, judgmen day” (que puede encontrarse fácilmente en la web) observará que lo que se ve en la pantalla es exactamente lo que se describe, sin dejar lugar a interpretaciones personales. El guion inicia con un fade in, títulos, descripción de estacionamiento con muchos camiones de carga y rayos que se observan alrededor de una cúpula donde el exterminador aparecerá. Lo que se lee, es lo que se ve, sin engaños, sin tapujos, sin ninguna figura retórica literaria.
En el libro que hoy ocupa tu interés, amable lector, “Guion en corto”, no precisa la reconfiguración de ese hilo negro tan marcado y reconocido por otros tantos; busca dar voz a un género al cuál no le ha llegado el reconocimiento literato ni la ocasión de mostrarse frente al público basto de lectores entusiastas que buscan historias originales y únicas. La finalidad última de este compendio de guiones fílmicos es —al igual que sucede con la dramaturgia—, dar la oportunidad a nuevos escritores, guionistas, de dar a conocer su trabajo sin la necesidad de esperar a tener los recursos necesarios para la producción de cine y, a la par, encontrar posible interés en su narrativa. Es por ello que instamos a la comunicación directa con los propios autores y autoras si es de su interés llevar a cabo la realización de cualquiera de los guiones que en este libro aparecen, para ello encontrará la información de cada autor y autora entre sus páginas.
El film es sólo tan bueno como el guion, y un buen guionista sabrá sacarle provecho a las situaciones más comunes. No siempre se espera que cada film sea el mejor del año o se convierta en un hito de la cinematografía mundial, pero si se espera que sea, como mínimo, entretenido. No se debe descubrir el hilo negro, sino nuevas formas de presentarlo que resulten excitantes para el espectador.
Hace muchos años, poco más de cien años, Pudovkin y Eisenstein propusieron sus teorías de montaje y estructura narrativa y no mucho ha cambiado desde entonces en dicho rubro. Las fantasías que se nos muestran en pantalla, fabulosas, impactantes, profundas y filosóficas, son fácilmente desentrañables si se aprende uno de los elementos más básicos del cine: su guion cinematográfico.
Fácilmente desentrañables, pero no por ello menos interesantes.
Aramis Franco. Verano, 2024.
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